Esa sensación de vacío

Cuando intento cubrir con lo que hago la sensación de vacío que siento, no hay forma de encontrarme.

¿Alguna vez has tenido un sentimiento de agotamiento profundo?, ese “no puedo más” que te sale de dentro. Y resulta paradójico porque precisamente no has realizado ningún esfuerzo especial, no has tenido sobrecarga de trabajo e incluso hasta puede que lleves unos días en casa tumbado en el sofá… pero te sientes como si no pudieras con la vida…

En ocasiones, voy por la calle y me oigo diciendo “es que tengo prisa” y me pregunto ¿a dónde vas? Y me respondo “no lo sé”, y me pregunto ¿Por qué corres? Y me respondo “pues tampoco lo sé”, pero corro…
Y voy acelerada, acelerada internamente, mi mente no para, está llena de ruido…

Y eso es “locura mental”.

Vivimos en una sociedad basada en la producción, si produces eres alguien, si no produces no eres nadie. Hay que conseguir unos estudios, un trabajo, un sueldo a final de mes, hay que estar integrado en la sociedad, elegir un proyecto de vida y conseguir que los que te quieren se sientan orgullosos de ti. Para eso debo conseguir esto, alcanzar aquello, lograr lo de más allá…. Me recuerda esa frase de: “HAY QUE GANARSE LA VIDA”.

Pero, ¿quién dijo esto? Y lo que es peor ¿Por qué me lo he creído? Si hay algo que ya tenemos ganado es la vida. LA VIDA, vaya regalo…

Para tomar conciencia de esto es necesario PARAR. Y me resulta difícil porque creo que dejo de ser.

Cuando paro, empiezo a sentirme, a descubrirme y entonces empiezo a valorar mi vida tal y como es en realidad, más allá de lo que produzco.

Cuando paro empiezo a sentir qué es lo que escondo, la angustia de no saber quién soy, la angustia de no saber por qué estoy viva.

El parón implica al menos, abrirme a la posibilidad de dejar de mirar hacia afuera y mirar hacia adentro, atreverme a poner EL FOCO HACIA MÍ.

Cuando uso ese instante para “sentirme”, es decir, para preguntarme ¿Qué siento yo ahora? Descubro que lo más importante no es la respuesta a la pregunta sino “SABERME YO”

Si entro en contacto con eso, con ese espacio que hay dentro de mí, empiezo a entrar en una posibilidad enorme, un valor mayor, un sentido más amplio…

La vida me invita constantemente a pararme.